Distintas fomas de correr

ECHEVARRIA

Cuando uno dice lo primero que se le ocurre y habla con las tripas o el corazón en vez de utilizar la cabeza puede equivocarse, y como yo provengo de un oficio que en tiempos fue serio, traigo de lejos conmigo la costumbre de no querer ser el primero que cuenta una noticia sino el que menos veces tiene que arrepentirse de haber publicado algo que no es cierto.

A día de hoy sigo intentándolo y por eso esta mañana es la primera vez que escribo sobre el español Ignacio Echevarría asesinado en Londres por uno de los tres yihadistas que sembraron el pánico y que dejaron ocho muertos la noche del pasado sábado.

Mi primer pensamiento es para este joven gallego que mientras unos corrían despavoridos a protegerse y otros se apresuraban a buscar culpables en la policía británica  a la que llamaron asesina por haber abatido finalmente a los terroristas, Ignacio fue el único que caminó hacia el peligro para intentar salvarle la vida a una mujer que estaba siendo acuchillada por un grandísimo hijo de puta, sin apercibirse de que otro yihadista de la misma ralea estaba detrás de él y acabó con su vida.

Estos son los hechos acreditados y todo lo demás son circunstancias que aderezan, para bien o para mal,  esta triste historia.

A Ignacio Echevarría hoy todos le llaman héroe, el gobierno le quiere dar medallas y el ayuntamiento de las Rozas le va a poner su nombre a una Plaza, e imagino que algunos se sentirán satisfechos por hacerle estos merecidos homenajes, aunque la desmemoria de los  caga urgencias o de los indeseables que viven en la equidistancia haya pasado página a estas horas para ocuparse de verter una nueva insidia sobre otras eventuales víctimas.

Me apena que la imagen de este chaval raro pase tan pronto al olvido porque, salvo su familia, no habrá mucha más gente que hable de él, ahora que ha muerto, y me apresuro a explicar por qué le he llamado raro.

Hoy en España hablar cuatro idiomas, tener una doble titulación en Derecho, por la Complutense y la Sorbona, ser valiente,  solidario y creer en algo – él creía en Dios –  no se estila porque lo que está de moda es otra forma de entender la vida.

Algunos valores están en decadencia y quienes se atreven a no mimetizarse con el proyecto mediocre de los que solo aspiran a vivir de la subvención pública y del escaño para toda la vida, sin más mérito ni curriculum que el de haber quemado contenedores o apaleado a algún policía, tienen  poco futuro en España, y por eso emigran.

Ignacio Echevarría tenía la contra cultura del trabajo bien hecho, de la solvencia profesional y ética, el esfuerzo personal para salir adelante…y la rara convicción de que si alguien está agrediendo a una mujer hay que salir a defenderla.

 

5 comentarios en “Distintas fomas de correr

  1. Pues ojo. Que con la última parte de tu artículo (y con la fina piel que tenemos ahora) todavía saldrá alguien diciendo que eres un machista por lo de salir a defender a una mujer.
    El resto, impecable.

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